Nada tiene que ver la inteligencia con la sabiduría. Alguien que estudia sin descanso, que sabe de memoria los versículos y pasajes de la Biblia puede ir por la vida tomando decisiones equivocadas a pesar de ser muy letrado, cuando no tiene una relación directa con el Espíritu Santo y no camina todos los días con el Señor. Caminar con Él es vivir en continuo aprendizaje, es tener un sello distintivo que hace que tu rostro resplandezca y los milagros ocurran en tu vida y en tu familia, es enfrentar situaciones diciendo: ‘¿Qué tengo que hacer, Padre? Guíame en esta tormenta’, en lugar de tomar decisiones independientemente de las enseñanzas del Creador. ¿Quisieras tú hoy comenzar a tomar clases con el Maestro?