El Cañonazo de Petrón

Campanario Urbano

11-01-2023 • 3分

Cuando se acerca el final del año, es momento propicio para evaluar lo vivido en estos doce meses y prepararnos con renovadas fuerzas para iniciar un nuevo ciclo lleno de metas, esperando con optimismo que el futuro inmediato sea positivo para todos.

Esta reflexión es la antesala a uno de los momentos más esperados por los guareneros: La Hora del Cañonazo.

Este estruendo marca el final de lo vivido durante 365 días y, al mismo tiempo, señala el inicio de una nueva etapa cargada de proyectos y anhelos.

Es momento de abrazar a nuestros familiares y amigos, de expresar buenos deseos por el bienestar colectivo y de alzar la mirada para contemplar el espectáculo de fuegos artificiales que prosiguen al cañonazo.

En la década de 1950, la Hora del Cañonazo era de gran significación en Guarenas, pues desde cualquier punto de La Llanada o del Pueblo Arriba se podía escuchar y divisar la artillería de cohetes que ascendían desde el cerro este.

Ahí, justo a la medianoche, estaba Petrón, para anunciar con sus fuegos artificiales el comienzo del nuevo año.

Fue Eusebio Antonio Gil, un pintoresco personaje de la Guarenas de antaño a quien todos conocían como “Petrón”.

Petrón desempeñaba en Guarenas el oficio de mandadero, lo que le permitía recorrer todo el pueblo y el camino hacia Curupao.

Las andanzas de Petrón estaban llenas de conversaciones cargadas de la historia popular guarenera, mientras cumplía con su labor de repartidor de las pulperías del pueblo.

Petrón tenía ideas quijotescas y su manera de razonar era muy particular. Sus conversaciones siempre estaban cargadas de una malicia jocosa y callejera, dándole siempre qué pensar a sus contertulios.

Fue un hombre muy enamoradizo. En aquella época todos concordaban que cuando a Petrón le gustaba una muchacha del pueblo, de inmediato montaba una talanquera para los toros coleados, actividad que realizaba de manera rápida y pulcra.

Fue Petrón el gran animador de la chiquillería durante aquellos inolvidables domingos de alegres piñatas en las calles.

Cada Domingo de Resurrección, los pueblerinos se reunían para colaborar en metálico con Petrón y luego ver la Quema de Judas que él realizaba.

Sus bengalas y fuegos artificiales durante las fiestas patronales de Guarenas eran todo un espectáculo.

Dicen que desde que Petrón se marchó ya no resuena el cañonazo en Guarenas, al menos no de la misma forma, porque él se los llevó para hacer su festín de alegría en el cielo.

Este 31 de diciembre, si cerramos los ojos y prestamos atención, quizás podamos escuchar en Guarenas al cañonazo de Petrón.

Eusebio Antonio Gil, el inolvidable Petrón, es parte de la memoria histórica de Guarenas.

Guion: Pablo Muro.

Narración: Leonardo Muro.

Música: Quinta Anauco.

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