Os voy a contar mi historia con el amarillo, un color que me ha acompañado desde que tengo uso de razón y que sigue haciéndolo.
He crecido con este color, pero a medida que me he ido haciendo mayor empezó a perder protagonismo. Quizá pensaba que llevando este color tan vivo e intenso se me veía más respecto al resto y… dejó de tener notoriedad en mi armario.
Dicen que el amarillo es el color de la curiosidad, que estimula la mente y por eso, ahora, me siento orgullosa de que haya cobrado el protagonismo que se merece en mi día a día.
Sigo teniendo ganas de imaginar, de dibujar cosas en mi mente, de jugar… Y creo que cuando jugamos con cualquier cosa que hacemos, siempre terminamos dibujando una sonrisa en nuestro rostro.